Si ayer era Javier el que nos contaba sus andanzas por la Behobia, hoy lo hace Pedro García Pajares. El texto es amplio así que tendreis que pinchar en la noticia para leerlo entero.
La Behobia-San Sebastian, que bien suena verdad?.
El día comenzó como los días grandes, tormenta rayos truenos y centellas como el del juicio final. Sales desde Sanse, como dicen los vascos, hacia Behobia y ya todo huele a mística, heroica,...
Mientras esperas en la salida no puedes dejar de mirar al horizonte y te preguntas quien te engaño para venir aquí. Pero el ambiente festivo de alegría, los ánimos de unos corredores a otros, los saludos te hace decir, vamos a luchar compañero.
Empieza la granizada minutos antes para la salida, mejor imposible piensas, calado hasta los huesos, frío, las manos como el hielo,...
Da igual, estas en la Behobia, y de repente sin dejarte pensar más, el pistoletazo de salida. No puedes correr, trotas, caminas, te enfureces, empujas pero da igual, no puedes pasar, pisas, atropellas por doquier y todos educadamente te responden, perdón.
Pasados 5Km todo sigue igual. Multitud, multitud y multitud, zigzagueas de un lado para otro buscando el hueco para pasar en un continuo sprint , no sirve de nada. Comienzan los toboganes, subes, bajas, bajas, subes, Irán, Las Ventas y piensas esto lo tenemos que pagar.
Llega el Km 7 y se abre enfrente tuyo el puerto de Gaintxurizketa, unos 2Km de subida continua, buen desnivel, adelantas a unos, a otros, cientos de corredores y por fin llega el final de este pequeño infierno.
Desde aquí comienza el descenso de masas, vuelve la concentración y como las abejas intentando buscar el polen en los estambre de las flores intentas de nuevo hacer el zigzag.
El puerto pesquero de pasajes te está esperando, te abres del grupo todo lo que puedes y notas como el viento también se alía contra ti, te arroja hacia atrás de forma virulenta pero aprovechas y adelantas otras ciento de posiciones.
Curva a la izquierda, Km 16, Trintxerpe a tus pies, subida al alto de Miracruz, si esto es un alto, mirada hacia delante y no ves el final. Un Km de sufrimiento continuo con una última rama demoledora. Pero de pronto oyes los tambores, las flautas y alguna que otra campanilla, ritmo de guerra, los bellos de punta, los sentimientos a flor de piel, si estas en Behobia. Sufres, intentas adelantar al pelotón que de nuevo se agrupa por la dureza de la subida, se convierte en un muro inexpugnable. En el cogote sientes el aliento de esa gran afición que es la vasca, "aupa", "venga solo quedan 4Km", "ya todo es bajada". Coronas con el corazón en la mano por el esfuerzo y la emoción, entregado a la suerte como un ciclista te dices, a bajar a tumba abierta. Las piernas duelen pero ya da igual, la meta se huele.
Llegas a la playa de Ondarreta, el viento se vuelve un huracán lo notas incluso con todo el gentío que se agolpa en la calzada, se abre un pequeño pasillo como en las míticas etapas del tour de Francia.
Giras hacia el Kursal y ves una gran recta hasta la meta, atraviesas el río Urumea y metros después la meta con los brazos en alto pensando: "VOLVERE A LA BEHOBIA-SAN SEBASTIAN".