Os adjunto a estas líneas un articulo de nuestro compañero Jesús Centeno sobre las lesiones y sonre todo sobre estar lesionado

"ESTADO ACTUAL: LESIONADO

Saludos, compañer@s. Después de un tiempo de silencio, he considerado conveniente retomar esta actividad de compartir con

vosotros mis pensamientos sobre diferentes aspectos del deporte que nos une. Y en esta ocasión, el tema elegido es el mencionado

en el título, ya que si existe un estado al que tememos los atletas, es estar lesionado.

Dentro de la gravedad de las lesiones que padecemos, podemos encontrarnos en

diversas situaciones desde ser capaces de correr con molestias más o menos llevaderas

hasta estar en el dique seco. Y es que vernos ante la imposibilidad de calzarnos las

zapatillas lo llevamos mal, muy mal, tanto es así que llegamos a evitar ir a carreras,

hablar de entrenamientos,… por la envidia sana, muy sana, que sentimos. Nos

cambiaríamos a ojos cerrados por ese compañero o amigo: el ciego desearía ser, al

menos, el tuerto.

¿Por qué nos lesionamos? Podrían ser varios motivos: una escasa dedicación en

realizar los estiramientos, una excesiva exigencia en los entrenamientos, un abuso en

correr por terrenos duros (asfalto, cemento), un mínimo trabajo para fortalecer la

potencia muscular (gimnasio, cuestas, escaleras), una elevada participación en

carreras,… Después del esfuerzo al que sometemos a nuestros músculos, si no les

permitimos recuperarse, puede llegar ese inesperado momento que nos digan: ¡ey, hasta

aquí hemos llegado!

Alcanzado este punto, es cuando iniciamos el estudio de un master avanzado en

anatomía humana, sin pagar matrículas, hacer exámenes o ir a clase. Aprendemos el

nombre, y casi su ¡localización exacta!, de músculos de nuestro cuerpo que hasta

entonces desconocíamos: fascia, piramidal, isquios, bíceps femoral, cuádriceps,… Antes

simplemente eran la planta del pie, el glúteo, los muslos,… Dichosas lesiones, lo que

nos hacen ampliar nuestro conocimiento, y ¡a estas edades!

¿Es prudente correr con dolor? Si lo pensamos fríamente, estaremos de acuerdo

que “NO”. ¿Somos capaces de aguantarnos las ganas de correr? Si la dolencia que

tenemos no es muy aguda, coincidiremos en que “NO”. ¿Qué hacemos para poder

seguir corriendo? Tomar antiinflamatorios, darnos pomadas, visitar al fisioterapeuta,…

todo por sentir algo de alivio o camuflar esa molestia que nos perturba. Y es tan grande

el poder que ejercen las zapatillas sobre nosotros, que oímos su reclamo desde dentro

del armario, por muy escondidas que las hayamos dejado.

Para finalizar, aprovecho esta oportunidad para mandar un recuerdo especial a

los compañer@s que actualmente se encuentran lesionados. Que la andadura por este

desagradable e indeseado desierto sea lo más breve y amena posible. ¡Os esperamos!

Jesús Centeno

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